Por: Jorge Méndez (@jofemelu)
El 39 Foro Internacional de Cine en la Cineteca Nacional nos ha ofrecido cintas de una calidad, originalidad y frescura poco convencionales, que incrementa nuestra confianza en el futuro del cine. En esta penúltima jornada, La Casa Lobo se roba los reflectores, confirmando que el nivel cinematográfico en América Latina (en conjunto con cintas como El Ángel y La Camarista) está creciendo a un ritmo nunca antes visto.
El cine chileno, como en la mayor parte de Sudamérica, está en un periodo de exploración en su propia historia, rescantando múltiples momentos que sangraron o dignificaron su propia existencia, o sea, desahogando múltiples tabúes, dolor y sufrimiento.
Dentro de estas trágicos y duros fragmentos de la sociedad chilena, el de la Colonia Dignidad es quizá uno de los más interesantes y crueles, ya que fungió como centro de detención, tortura y lavado de cerebro en la época de dictadura de Pinochet, con claras influencias de la época Nazi.
La historia nos narra la historia de María, una joven que se refugia en una casa tras escapar de una secta religiosa alemana en Chile. Como si estuviera en un sueño, la casa reacciona a los sentimientos de María y hace que su estancia sea una pesadilla, siempre con la presencia de el Lobo, una amenaza latente.
La cinta es un vaivén, una experiencia inusual, inquietante e incómoda para el espectador, que no solo lo hará temblar, sorprender o aterrorizar, sino que invitará a la investigación sobre lo sucedido en aquellos tiempos tan oscuros de una de las dictaduras más terribles de latinoamérica.
Con elementos basados en los relatos de los Hermanos Grimm, la historia se torna asfixiante, oscura, penosa y genera una atmósfera muy propia de los cuentos de hadas en su estado puro. No sabemos por donde va el hilo, nada es predecible y el ritmo que en ocasiones se aletarga, se torna denso.
Comenzamos con una recreación de película propagandística, donde se nos explica que “se busca limpiar la imagen de los alemanes de la Colonia Dignidad”, se nos vende que se ha rescatado y que es un regalo de buena fe, de buenas intenciones. Algo que pronto queda como anécdota y que solo coloca más alto el nivel de extravagante a la cinta.
Conforme avanzamos en la cinta, nos vamos dando cuenta de múltiples mensajes tanto subliminales como obvios de que algo no está bien. María, una chica asustada, va cediendo hacia una locura impuesta por el enemigo que nunca aparece en pantalla pero sí en voz, El Lobo, que la acecha, que la amenaza pero que le ofrece su ayuda, su amor y comprensión, todo esto solo en la superficie.
Sus cerdos poco a poco serán los vehículos para que nos vayamos dando cuenta que esta historia no es de hadas, si bien de fantasía, es un frenesí de transformaciones que solo nos hacen temer lo peor para nuestra protagonista, que no puede huir de su casa, de su pasado y sobre todo, de El Lobo.
La animación, hecha con stop motion, a base de cinta adhesiva, diurex, pintura, maquetas y habitaciones reales, es una propuesta única que va acorde a lo que la cinta nos quiere transmitir: ansiedad y temor. La dirección de Cristóbal León y Joaquín Cociña, además del guión coescrito con Alejandra Moffat, es un experimento que funciona y se fortalece a cada escena, a cada momento que pasamos viendo.
La misma Moffat explica que fueron procesos largos, sin mucho apoyo (ya que en Chile son escasos los casos de películas animadas) y por lo cual el amor al proyecto, el respeto a las víctimas de Colonia Dignidad son notorias en el resultado final. El guión se nota muy ambicioso pero interesante, y quizá una de los puntos más fuertes.
La música simplemente nos hiela la sangre. Las risas, los sonidos del mismo montaje, las voces de Rainer Krause (el Lobo) y Amalia Kassai (María, Pedro y Ana) se conjuntan para elevar a un nuevo nivel el mensaje que se nos quiere dar. A esto se suman una fotografía que también aporta al tono de La Casa Lobo, con una iluminación que empieza con color y termina con una penumbra que es la culminación perfecta para lo que vemos.
En cuanto al diseño de producción, sin duda es asombroso como con una muy buena dirección, un guión claro y amor al proyecto se puede contar una historia en una sola locación que se transforma al igual que nuestros personajes. Un triunfo al esfuerzo y creatividad en general.
Sin duda, habrá que hacer notar que si bien, este atrevimiento, este montaje le da todo a la película, el público internacional que no conozca el contexto, podrá decir que la misma no tiene sentido, que es angustiante, aburrida o pretenciosa. Esta fortaleza es también una debilidad que puede afectar a la cinta.
La Casa Lobo es un triunfo para la industria cinematográfica latinoamericana. Supone una propuesta arriesgada, profunda y desesperante que nos ayudará a comprender que no está prohibido contar, dar a conocer nuestras historias oscuras como latinoamericanos. Una prueba más de que el cine de calidad viene en todas las formas y tamaños, así como de todos los rincones del mundo. Es una película infaltable y que nadie debe perderse.
Eso sí, recomendamos al espectador documentarse e informarse un poco más sobre el caso de La Colonia Dignidad. Esto con el fin de que todos sus simbolismos, mensajes y elementos sean comprendidos, así como valorados para que el público pueda disfrutar de una joya sin igual.
¡Enhorabuena Chile!
CALIFICACIÓN: 9 de 10
Fixxxion 