Limonada (Reseña)

Por: Jorge Méndez (@jofemelu)
La inmigración (legal o ilegal) siempre ha sido uno de los temas más fascinantes, dramáticos y humanos para el cine en general. Si bien, la relación EU-Latinoamérica es la que de mayor manera se ha explorado y retratado, Limonada supone una nueva visión: la de los europeos en EU.

Desde el triunfo de Donald Trump, el tema migratorio ha cobrado una relevancia importante para todos los aspectos de la cultura, que se traducen en películas, canciones y movimientos sociales. La directora rumana Ioana Uricaru nos trae una cinta dura, cruda y realista sobre las dificultades que los inmigrantes europeos viven para poder encontrar un mejor horizonte para ellos y sus familias. Recordándonos que esta situación no es exclusiva de los latinoamericanos o africanos: es de todos.

La historia nos habla de Mara, una inmigrante rumana que busca conseguir su “Green Card” o residencia, ya que se ha casado con un estadounidense a quien casi no conoce. La situaciones que vivirá para tratar de obtenerla serán duros, recordando que la vida puede ser injusta.

Como en otras películas de Uricaru, el guión se torna impredecible, tenso, dramático y duro. Sus protagonistas (regularmente mujeres) se muestran reales, fuertes y con muchas imperfecciones, logrando un empoderamiento natural, forzado y sin agenda. 

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Con giros realistas y sorpresivos, situaciones que son creíbles y una evolución palpable (todos los actos dejan huella) en nuestra protagonista, la cinta destaca en el guión y dirección.

Esto último se demuestra con la buena dirección que imprime en su elenco, el cual hace un trabajo bastante bueno. Malina Manovici se muestra comprometida con su papel de madre preocupada, determinada a no rendirse y conseguir esa Green Card; Steve Bacic nos regala un buen antagónico, como el agente prepotente y frío de migración; Dylan Scott Smith interpreta al esposo de Mara, de quién conoceremos junto con ella algunas cuestiones que lo desdibujan de “el buen hombre” que indica Mara al principio; Milan Hurduc encarna a Dragos, el hijo de nuestra protagonista, tímido pero amoroso con su madre; y Ruxandra Maniu, aunque con pocas escenas, nos logra caer bien, ya que transmite esa lealtad y amistad para con Mara. Entre todos los actores hay una química que nos creemos.

La situaciones crudas, conmovedoras y de alivio se intercalan adecuadamente, dándole a la historia otra dimensión de humanidad.

En cuanto a la fotografía e iluminación, ambos aspectos están equilibrados, logrando buenas tomas que no se salen de una misma línea: frío, gris, mayormente nublado o con un sol que apenas percibimos.

Sin salirse de una misma ciudad, exploramos un poco la vida en los suburbios de los EU, y nos encontramos con otros personajes de Europa que luchan por lo mismo que Mara: un abogado serbio que le da un par de lecciones de cómo es vivir en EU, la amiga de Mara que siempre le ofrece una mano o consuelo para ella y una cajera polaca.

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Algo que es interesante son las situaciones que deben afrontar los inmigrantes (en este caso rumanos) para poder vivir en EU. Desde vender sus casas en su país natal, mandar dinero a sus familiares, defender su lengua de manera sútil o sufrir discriminación. Una indiferencia brutal y bien reflejada.

Así mismo, la película no maneja música de fondo. Los diálogos, la música de calle, la TV, las discusiones, las charlas hasta de una calada en el cigarro son suficientes para mantener intacto el dramatismo de la cinta.

Es necesario mencionar que hay cuestiones que le restan calidad a Limonada: algunas decisiones de Mara están a modo, hay tomas que no nos dejan nada y esa secuencia final simplemente corta de tajo, se siente abrupto.

Limonada es un recordatorio de que la migración es una situación que es más profunda que la ilegalidad o legalidad. Nos hace plantearnos y debatir a nosotros sobre ¿qué tanto las leyes deben modificarse tanto para respetar la seguridad del país que recibe a los inmigrantes como para seguir manteniendo la dignidad intacta de los involucrados?.

Un esfuerzo que nos demuestra que se puede hacer buen cine sin caer en la pretensión, exageración o forzar una agenda que, si bien debe tomarse en cuenta, no debe ser una cadena para la creatividad. 

‘Limonada’ forma parte del 39° Foro Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, para ver fechas de exhibición y compra de boletos da click aquí.

CALIFICACIÓN: 8.5 de 10

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